Hoy he leído un artículo acerca de las obras transgresoras y subersivas de cuatro artistas chilenas quienes problematizan cuestiones claves de la teoría feminista, la teoría queer y la perspectiva
de género, como las categorías “naturalizadas” de sexo, género y cuerpo.
Las artistas entienden la corporalidad como una política de localización. "Identificamos una política de localización corporal ya que el lugar
desde el que surgen sus trabajos está atravesado por el cuerpo y sus
experiencias (Braidotti, 2004)".
"González, Pazán y Rivera investigan la sexualización del ámbito doméstico desde lo monstruoso, poniendo
en escena objetos que se funden o apoderan de los cuerpos de las mujeres. Como
resultado, surgen imágenes perturbadoras, sensuales o risibles. Sepúlveda y
González examinan el desnudo, subrayando los genitales tanto femeninos como
masculinos. Sepúlveda y Pazán llevan la mirada hacia los cuerpos expulsados de
la economía significante occidental, los cuerpos indígenas, latinoamericanos y
negros, haciendo una inversión de su lugar como subalternos."
Las obras de Zaida González,
Gabriela Rivera, Katia Sepúlveda y Karen Pazán se caracterizan por poner en
escena una imagen que hemos llamado “subversiva” y que se expresa en una
política de localización común, que, como ya se ha visto, es el cuerpo.
Sus particulares modos de abordar las problemáticas sexuales
subvierten estéticamente las tecnologías de género, desde lo considerado
femenino: lo decorativo, lo superficial, lo bello, la cosmética, lo doméstico,
en producciones que no han estado exentas de polémica.
Las artistas, asimismo
trabajan desde el humor y la ironía desarrollando poéticas inéditas en la
escena nacional, apelando a imaginarios propios del mundo popular e
instalándose en zonas marginales tanto de los discursos artísticos como los
discursos sobre el género en Chile.
Para ver el artículo al completo pinchar aquí.
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